A puertas de conocer los premios nacionales en distintas disciplinas de la ciencia, reconocidos expertos dan su opinión sobre la investigación en Chile

Martes 20 de Agosto de 2013

Pasión, perseverancia y obsesión, son palabras que definen una vida dedicada a la investigación científica, expresa Claudio Wernlin, director de la Iniciativa Científica Milenio.

Razón suficiente para que Pablo Rosenblatt, director del Programa Eureka, de Fundación Ciencia & Vida, junto a Daniela Miranda, dieran vida al proyecto “Mentes Brillantes”, que recoge la vida y obra de diez premios nacionales de ciencia (chilenos), los que dieron origen a un libro y una serie documental transmitida por la televisión por cable.

El proyecto, que fue financiado a través de la Ley de donaciones Culturales, Celfin (hoy BTG Pactual) y Grupo Bios, incluye a Juan Asenjo, Ricardo Baeza, Carlos Conca, Eric Goles, Nibaldo Inestrosa, Ramón Latorre, Mario Luxoro, Fernando Mönckeberg, María Teresa Ruiz y Pablo Valenzuela. 

Bajo número de científicos 


A pesar del renombre y calidad de las investigaciones realizadas por estos profesionales, según estadísticas de la OCDE el número de científicos en Chile por cada mil personas contratadas llega a 0,9, bajo el promedio de científicos que tienen los países de la OECD. 

“Para solucionar el déficit de científicos es necesario crear espacio en dos sectores importantes, el primero, es la academia universitaria y el otro, la industria y sector privado”, afirma el director de la Iniciativa Científico Milenio (ICM), Claudio Wernli.

“Otra forma de poder superar esta debilidad es atraer científicos chilenos que trabajan en el extranjero o recurrir a profesionales extranjeros que se interesen en desarrollar ciencia en el país”. 

Wernli sostiene que en los últimos 20 años la realidad de la investigación y desarrollo científico en Chile ha mejorado, pues han aumentado los recursos principalmente a través del crecimiento de líneas de financiamiento público en instituciones como Conicyt, la ICM o Corfo–InnovaChile. 

A esto se suma el aterrizaje de centros de investigación extranjeros de clase mundial como son de las instituciones Fraunhöfer de Alemania o Csiro de Australia, entre otros.

“Aún así existe el desafío de aumentar la inversión privada en ámbitos de investigación y desarrollo científico para ponernos a la par con los países de la OECD”, asevera Wernli. 

El director sostiene que Chile no sólo tiene potencial en desarrollar investigación, innovación y tecnología de punta en las tradicionales áreas productivas del país como minería, agricultura y acuicultura, sino también en biotecnología, salud, energía, recursos hidráulicos astronomía y en importantes disciplinas de las ciencias sociales. 

“De aquí a 20 años, nosotros debiésemos estar al nivel de los países desarrollados, al menos a nivel promedio, lo que significará invertir un 2,8% del PIB en I+D con una dotación de científicos y equipamiento de nivel medio y con una institucionalidad ordenada y fuerte en este ámbito”.

Fuente: Diario Financiero